En un año marcado por fluctuaciones económicas y la persistente inflación, muchas empresas argentinas no están dispuestas a renunciar a una de las tradiciones más significativas del calendario corporativo: los eventos de fin de año. Para numerosas compañías, estas celebraciones representan mucho más que una simple reunión; son un espacio crucial para reconocer el esfuerzo colectivo, fortalecer la cohesión del equipo y cerrar el año con un mensaje de gratitud y optimismo.

A pesar del clima de incertidumbre que ha caracterizado gran parte del 2024, las empresas argentinas ven en estos eventos una inversión de alto impacto para el bienestar de sus empleados y la cultura corporativa. Los eventos de fin de año suelen incluir cenas formales o informales, espectáculos en vivo, entrega de premios para destacar logros, y actividades de entretenimiento que fomentan la integración. No se trata únicamente de una reunión social; estas experiencias refuerzan el sentido de pertenencia y el compromiso con la empresa, siendo un recordatorio tangible de los logros alcanzados en conjunto.

El costo de un evento corporativo puede variar enormemente según la magnitud y el estilo deseado. Desde reuniones íntimas en espacios privados hasta eventos multitudinarios con escenografías, shows en vivo y cenas de gala, los presupuestos oscilan en función de las actividades programadas, la cantidad de asistentes y el nivel de producción. En general, las empresas destinan un porcentaje de su presupuesto anual a este tipo de eventos, entendiendo que el retorno se traduce en una cultura corporativa más sólida y en una moral elevada, elementos esenciales para enfrentar el próximo año.

¿Qué tendencias se observan en los eventos de este año?

Contrario a lo que podría suponerse en este contexto, “las empresas han aumentado sus contrataciones de salones de eventos en comparación con 2023, duplicando la cantidad de reservas para las fiestas de fin de año. Incluso se observa un cambio respecto al año pasado: los clientes solicitan eventos para una mayor cantidad de invitados y buscan agregar más elementos adicionales, lo que refleja un aumento de presupuesto asignado para estas celebraciones” afirma Federico Almada, Fundador de Janos. Estos cambios destacan el rol cada vez más estratégico de los eventos corporativos en la cultura organizacional, que buscan ser memorables y marcar una experiencia positiva para los equipos.

Este año, los eventos de fin de año están orientados en gran medida hacia la experiencia del colaborador. La propuesta no solo se centra en la gastronomía o el lugar, sino en experiencias que permitan reforzar el sentido de pertenencia. Entre las tendencias destacan las oportunidades para fotografías, shows en vivo y presentaciones, así como la posibilidad de personalizar aspectos del evento que permitan a cada empresa darle su toque único. Esta orientación busca hacer que cada evento sea una experiencia destacada, que contribuya tanto a la moral del equipo como a la cultura organizacional.

Si bien los valores varían ampliamente dependiendo del requisito de la empresa, del salón, cantidad invitados, tipo de menú que eligen y los adicionales que pidan, tiene un costo que va desde 1,5 millones a 100 millones de pesos.

“Las fiestas de fin de año siguen siendo una tradición arraigada en el mundo corporativo argentino. A pesar de los desafíos económicos, las empresas continúan invirtiendo en estos eventos como una forma de cerrar el año” afirma Almada, fundador de Janos.