Dra. Cristina Sciales – Médica cirujana MN 66.744 @csciales
Sabemos que el envejecimiento prematuro de la piel puede estar causado por factores genéticos o hereditarios, pero en la mayoría de los casos suele estar provocado por hábitos poco saludables, que no solo afectan a la salud, sino que también aceleran el deterioro cutáneo
- No protegernos del sol es el primer y peor mal hábito para la piel, y si bien la falta de protección solar o el hecho de no renovarlo cada dos horas es el factor principal que más contribuye al envejecimiento de la piel, durante los 365 días del año, no solo en el verano. La radiación UVB incide en la epidermis y es la responsable de que nos quememos. Pero los UVA suponen el 95% de la radiación que diariamente recibe la piel y son capaces de atravesar nubes y todo tipo de cristales.
2.Mala alimentación: Está probado científicamente que comer cualquier cosa, no es lo mismo, ni nutritivo para nuestro cuerpo. Hay alimentos que son beneficiosos para la piel, para lograr un mejor equilibrio entre la salud y la nutrición, es importante sumar a nuestra alimentación: vegetales, frutas, semillas, frutos secos, harinas integrales, aceites de oliva, etc.
- Evitar fumar y beber. Sabemos lo que generan en nuestro cuerpo y piel, pero, junto la exposición solar excesiva y la dieta desequilibrada, son el peor combo para nuestro organismo. Estos hábitos repercuten negativamente en la circulación y microcirculación del oxígeno y nutrientes en nuestro organismo, haciendo se debilite, la piel pierda su brillo y acelerando la degradación del colágeno y la elastina.
4.La falta de limpieza a la mañana y a la noche, además de no desmaquillarse puede ser perjudicial para la salud y belleza de la piel. Si la limpieza no es la correcta, impedirá que la piel respire y esto favorece la aparición de poros obstruidos haciendo que los tratamientos aplicados para la hidratación sean absorbidos correctamente y, por lo tanto, su acción será mínima. Pero atención, la sobre limpieza tampoco es buena, el uso excesivo, deja a la piel desprovista de su capa protectora y altera en exceso su PH.
- Falta o mala hidratación. La hidratación es esencial para la buena salud de la piel (recordemos que el 70 por ciento del cuerpo es agua). Es fundamental un diagnóstico acertado de la piel de cada paciente para un uso correcto de activos y cosméticos que nos ayuden a cuidar piel. También debemos resaltar que las pieles maduras presentan un daño acumulado en la piel y que a partir de los 35 años empieza a perder la capacidad de formar colágeno y ácido hialurónico, con lo cual está más deshidratada. Su ciclo de regeneración celular es mucho más lento por lo que necesita una rutina de mayores cuidados.
- Falta de ejercicio. El sedentarismo aumenta nuestros niveles de estrés y ello se traduce en una menor luminosidad, una piel más apagada y menos tersa. El deporte aumenta la circulación sanguínea, y por tanto, la oxigenación de la piel y el transporte de nutrientes.
- Falta de descanso. Sabemos que dormir mal aumenta los signos de envejecimiento de la piel y se producen alteraciones de la barrera cutánea o ultravioleta (UV) para luchar contra los factores de estrés ambiental. Dormir cómo mínimo 8 horas regularmente, no ayuda a combatir dichos factores.
- Los granitos son una gran incomodidad, en gran medida estética. Debemos procurar no tocarlos ya que se sobre infectan y la inflamación residual, además de durar mucho tiempo, nos obliga a protegerla del sol para que no pigmente. Aunque a veces es muy difícil contenerse de tocarlos, lo ideal es consultar con el médico especialista que puede aplicar una solución de zinc, mineral con propiedades bactericidas y desecantes.